sábado, 28 de mayo de 2011


Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinas a estar juntas se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de las distancias, de las circunstancias etc. El hilo puede enredarse o tensarse, pero nunca puede romperse. Esta leyenda surge cuando se descubre que la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizaban el interés compartido y la unión de los sentimientos.

Que linda historia .


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